Con varios cambios obligados, el equipo nacional enfrentó a los germanos luego de cinco años en el Signal Iduna Park.
En pleno proceso de renovación, Argentina enfrentó a un poderoso rival que llegaba diezmado con la ausencia de más de una decena de jugadores y que presentó en sus filas con una joven alineación.
Esta vez, Lionel Scaloni tuvo que armar un equipo con varios cambios. Respecto a lo que se plantea como el once titular, no contó con Franco Armani, Giovani Lo Celso, Lionel Messi ni Sergio Agüero, además de que no termina de definir la zaga central, entre la que Lucas Martínez Quarta, de River, parece luchar por un lugar.
A los 15 minutos de partido llegó la primera anotiación del partido. Pese al control de Argentina, no hubo profunidad y la primera la tuvo Alemania con un desborde por derecha, que terminó en centro atrás para la aparición de Gnabry.
La noticia iba a empeorar para el equipo de Scaloni. Rojo perdió una pelota en la salida con el equipo abierto, y la contra fue letal del equipo local, que terminó con una definición de Havertz dentro del área, dejando sin chances al arquero argentino, cuando apenas iban 22 minutos de juego.
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Para el segundo tiempo, Scaloni presentó dos cambios: Acuña por Rojo y Ocampos por Correa. Aún así, el equipo no cambió y de contra Alemania casi liquida el partido. El tercer cambio llegó y dio resultado, con la presencia de Lucas Alario (entró por Dybala) que conectó un centro desde la izquierda y descontó para la Selección, a los 20 de la segunda mitad.
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Sobre el final, Argentina buscó y tuvo las chances, pero la defensa rival cortaba en el último pase. De contra, el equipo de Scaloni mejoró y pudo encontrar la paridad con una arremetida de Alario, que le cedió la pelota a Lucas Ocampos en el borde del área. El remate del jugador de Sevilla se desvió, haciendo imposible el esfuerzo de Ter Stegen, cuando restaban cinco minutos para el final.