Valuada en US$114.000 y donada por el gobierno de la Argentina en el año 2014, la figura permanecerá guardada en un depósito dentro del edificio.
A partir de la ratificación por parte de la Asamblea Nacional sobre la salida de Ecuador de la Unión Suramericana de Naciones (UNASUR) del pasado 17 de septiembre, el bloque regional, paralizado desde hace años, comienza a tener síntomas concretos y visibles de su desintegración.
La sede del organismo, ubicada en el sector de la “mitad del mundo” en Quito, comenzará a sufrir algunos cambios efectivos tras la retirada del país sede del bloque. Es por eso que en las últimas horas, la estatua de Néstor Kirchner (primer Secretario General del proyecto) ubicada en la entrada del edificio, fue retirada por las autoridades nacionales.
Recordemos que el pasado 8 de agosto la Asamblea Nacional de Ecuador, bajo la iniciativa del legislador del partido liberal (CREO) Byron Suquilanda, había aprobado por 72 votos a favor, 30 en contra y 9 abstenciones, la remoción de la estatua.
El motivo que esgrimió el legislador y a partir de lo cual la moción fue aprobada fue que la figura del ex mandatario “es conocida por todos ustedes la secuela de actos de corrupción en el gobierno de Argentina”.
La estatua, valuada en US$114.000 y donada por el gobierno de Argentina en el 2014, permanecerá guardada en un depósito dentro del edificio, aunque al momento no se brindaron mayores precisiones sobre un eventual retorno al país.
El busto había sido develado en una ceremonia realizada el 3 de diciembre del 2014 a la que asistieron los entonces presidentes Rafael Correa (Ecuador), Dilma Rousseff (Brasil), Cristina Kirchner (Argentina), José Mujica (Uruguay), Evo Morales (Bolivia) y Nicolás Maduro (Venezuela).
Fuentes ecuatorianas estiman que el edificio que ocupa al momento la UNASUR será devuelto al país debido, en primer lugar a la retirada del proyecto integracionista, así como a que este organismo ya no cuenta con recursos para seguir operando.
Con el abandono de Ecuador, el bloque, inicialmente constituido por 12 naciones, quedó reducido a un grupo de cinco y con el gran interrogante de si las eventuales nuevas administraciones podrán volver a poner de pie a una iniciativa a contramano de los gobiernos de turno en la región.
